jueves, 6 de octubre de 2011

El cerebro, al servicio de la educación / OPINIÓN


El cerebro, al servicio de la educación / OPINIÓN

La columna Hablando en familia de Annie de Acevedo, psicóloga y educadora.

Hoy en día, en el siglo XXI, se sabe mucho sobre cómo funciona el cerebro. Lo insólito es que pese a tener tanta información sobre el tema, sigamos educando a la antigua. Seguimos con un maestro tratando de impartir conocimientos a través de una estrategia como la clase magistral. 
Según una investigación científica, el único que se beneficia en realidad de esta modalidad es el profesor. Al hacer una resonancia magnética funcional se ve cómo a este maestro se le iluminan muchas zonas en el cerebro, lo cual quiere decir que estas conexiones se están activando y multiplicando. Pero al hacer lo mismo con los estudiantes se ve poca actividad. 
Se ha demostrado que a los estudiantes se les activan las zonas nuevas cuando ellos son quienes explican a sus compañeros algo nuevo que haya enseñado el maestro. 
Otra verdad es que el factor emocional es fundamental para debilitar o fortalecer el aprendizaje. Por eso el estudiante necesita encontrar un maestro que esté dispuesto a a conectarse con él a nivel afectivo. Pero en una clase de 50 alumnos no hay tiempo para conocer al alumno y entenderlo. El trabajo en grupo de acuerdo con intereses y habilidades sería la salvación en esta situación negativa. Tomarse el tiempo para conocer a cada estudiante vale la pena.
Enseñar por temas donde todos estén interconectados en cada materia también permite un aprendizaje fluido, divertido y profundo. 
Se ha probado también que aquellos alumnos a los que se les formulan preguntas aprenden más que aquellos a los que solo se les dictan contenidos. Otra estrategia que sirve es la de enseñar el material en forma de cuento. 
Por último, lo multisensorial es necesario para activar todas las conexiones cerebrales. Por esta razón los juegos de roles, los proyectos, el uso de movimientos y de los mapas cognitivos son esenciales. 
En un país como Colombia seguimos con clases aburridas, largas (las pausas las necesita el cerebro), llenas de contenidos tediosos y poco aplicables. Es hora de cambiar y revisar lo que estamos haciendo.
Educar aprovechando al máximo el potencial del cerebro no quiere decir que no seguiremos necesitando límites, rutinas y estructura, puesto que se sabe que el cerebro organizado aprende mejor.  
ANNIE DE ACEVEDO
PSICÓLOGA Y EDUCADORA